6 de mayo de 2011

Paréntesis

Con el ánimo de seguir aprendiendo de la gente que sabe, acepté la invitación de participar, ésta vez como actor, en una producción para una academia privada de cinematografía.

Con los ojos bien abiertos y, sobre todo, atento a las órdenes del director, pude comprobar cómo, antes de cada toma, se medía la luminosidad y la distancia de los actores a la cámara para poder enfocarlos con más exactitud, cómo se cronometraba cada uno de los ensayos para calcular la cantidad de película que se iba a gastar con esa toma y un sinfín de detalles que desconocía y que hicieron de mi participación una experiencia muy enriquecedora.

Las cadenas de la discordia
Sólo destacar un pequeño incidente, provocado por no haber pedido permiso para rodar saliendo de una oficina bancaria de Barcelona. La directora de la oficina, sin permitirle al director explicarle que se trataba de un trabajo académico y que no había detrás ningún tipo de reivindicación ni cosas raras que ella decía que se estaban intentando hacer, nos obligó a marchar de la zona.

Tras encontrar otro lugar, relativamente lejos de alguna oficina bancaría, el equipo se dispuso a proseguir con el trabajo pero, alertados por la directora de la sucursal anterior, apareció una patrulla de los mossos d’escuadra que detuvo de nuevo el rodaje, pidiéndonos la documentación de todo el equipo.

Una vez se aclaró que todo era un trabajo escolar y que no intentábamos hundir la reputación de ninguna caja de ahorros, nos permitieron seguir con el trabajo. El tiempo perdido, obligó al director a tomar una serie de decisiones que cambiaron el desarrollo del rodaje pero que no cambiaron substancialmente la idea a mostrar.

Todo un equipazo
Finalmente tuve que abandonar el rodaje, para no llegar tarde a mi puesto de trabajo en el hospital, sin poder rodar la escena en que coincidíamos la actriz, que había sido convocada más tarde, el actor principal y yo. Me consta que el director pudo solventar esa situación sin excesivos problemas.

Quisiera agradecer el curso acelerado que recibí durante todo el rodaje y la preocupación del equipo por, ante el incidente con la entidad bancaria, intentar mantenerme ajeno a todo el follón que se generó.

¡No pude evitar la tentación de hacerme una foto con la cámara!

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